Imagen de la puerta califal del castillo de Gormaz (Soria), tomada el pasado abril. Si de día es un castillo impresionante por sus dimensiones, por la noche alcanza una escala realmente cósmica.
Cualquier sitio con un cielo oscuro, alejado de la contaminación lumínica, impresiona por la cantidad de estrellas visibles. Más aun si eres consciente de que la luz de esas estrellas que estas viendo en ese momento salió de ellas hace decenas, cientos e incluso miles de años. Eso te hace sentir una personita realmente insignificante.
Pero en sitios históricos como el castillo de Gormaz es una reflexión de doble cara. Porque esa construcción que te rodea no es de hace cuatro días. En este caso, las piedras que nos acogieron esa noche fueron levantadas hace 1.000 años y a día de hoy son bañadas por los fotones que, en muchos casos, partieron de esas estrellas de la imagen mucho después de la construcción del castillo.
Y así, al estar parado frente a una autentica puerta de las estrellas, te sientes parte de la historia y, también, un poquito menos pequeño.