Durante un paseo primaveral por las orillas del Pisuerga a su paso por Valladolid, nos alertaron los graznidos desesperados de unas urracas desde unos de los árboles de la ribera. En un momento fugaz nos pareció ver un ave rapaz que se posaba en la zona. Poco a poco fueron llegando más urracas, todas gritando como locas, pero sin moverse de las ramas en las que habían aterrizado. Al poco vimos como salía la rapaz.
Curioso el comportamiento de las urracas. Cuando fueron todas las de la zona al mismo arbol, a la llamada desesperada de los padres, pensé que iban a espantar a la rapaz. Pero siendo más de una docena, y teniendo buenos picos, se limitaban a graznar como si no hubiera un mañana mientras el nido era asaltado.
Y así fue el rapto del pollo. No deja de ser curioso que unos minutos antes vieramos como una urraca se merendaba un gorrión, así que pudimos ver en un momento un pedazito completo de la cadena trófica.