Parece mentira que haya pasado tanto tiempo desde la última vez que visité el increíble paisaje de Las Médulas, en León, en noviembre de 2006. Y más increíble todavía que no haya publicado algunas de las fotos que hice en aquel momento, sobre todo teniendo en cuenta que pude presenciar dos de los fenómenos ópticos atmosféricos más curiosos: un arcoíris de niebla y un espectro de Brocken.
El arcoíris de niebla se produce de forma similar a un arco iris, solo que en vez de ser las gotas de lluvia las que producen la refracción de los rayos del Sol, en este caso las encargadas son las gotitas de niebla en suspensión. Pero al ser gotas mucho más pequeñas los colores no terminan por separarse del todo como en un arcoíris normal.
El espectro de Brocken se produce al prolongar la sombra del observador sobre la propia niebla. En este caso, además, al final de la sombra parece querer mostrarse una pequeña gloria.
Este día se nos presentó con mucha niebla, y aunque pensamos que no veríamos nada desde el mirador de Orellán decidimos subir a probar. Afortunadamente a esa altura la niebla comenzaba a disiparse, en cuanto hicieron su presencia los rayos de Sol pudimos ver estos fantásticos fenómenos.
Las Médulas es un entorno paisajístico espectacular. Su origen se debe a una antigua explotación minera de la época romana. Los ingenieros romanos reventaban por dentro estos montes excavando unas galerías que posteriormente inundaban de agua. Tan solo tenían que ponerse más abajo en el valle, a la salida del agua y los escombros, para buscar las pepitas de oro.
Esta técnica configuró un paisaje de montes rotos que, con el paso del tiempo, han sido cubiertos por una exuberante vegetación. Bueno, y también una simpática fauna que no duda en salir a 'saludar' a los incautos turistas que se aventuran en su interior para hacer fotografías nocturnas. Bien pudimos comprobarlo con un cabreado jabalí que, afortunadamente, contuvo su efusiva bienvenida en el último momento.
Afortunadamente, aquella mañana la niebla fue retirándose poco a poco hasta dejarnos ver un bonito paisaje de las Médulas con un mar de nubes al fondo.
El mar de nubes nos tapaba la piedra en el zapato de este paisaje natural, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que supone una cantera en explotación justo al lado.
Aunque no vimos la cantera de día sí la sufrimos de noche, pues su alumbrado nocturno, con toda su contaminación lumínica, destacaba entre las médulas suavemente iluminadas por una Luna en cuarto creciente.
Resulta irónico una explotación minera tan cerca de otra que lo fue, pero que hoy en día es un paraje natural sin igual. La cantera actual no está exenta de polémicas pues su situación legal es irregular, confiemos que no haya que esperar mil años para que la cantera se integre en el entorno.